Y para los que vayan por primera vez, hay que aclarar que el billete de autobús no se compra al conductor sino que después de mucho rato de recorrido realiza una parada delante de sus oficinas. Ahí se baja la gente y compra el billete. Ida y vuelta sale por 196 NTD (4,9 euros) si no recuerdo mal.
Además los fines de semana de los meses de enero, febrero, marzo, noviembre y diciembre se supone que hay un autobús gratuito desde el Leofoo Hotel de Taipei.
La parada anterior a Leofoo Village es Window on China, una muy mala traducción de su nombre chino, que dice "el país de la gente pequeña", ya que esconde reproducciones en miniatura de lugares del mundo, como Taiwán, China, Europa o América.
La entrada de adultos a Leofoo Village cuesta 890 NTD (unos 21 euros), aunque con la Youth Travel Card el descuento está bastante bien, ya que se queda en 690 NTD (unos 16 euros), el mismo precio que los niños.
Leofoo Village se divide en cuatro áreas temáticas organizadas alrededor de una fuente central: el Salvaje Oeste, el Pacífico Sur, el Reino Árabe y el Safari Africano.
La zona que más me gustó fue la del Salvaje Oeste, por las atracciones de los rápidos y Screaming Condor, para mí la más emocionante de todo el parque. El dibujo del cóndor que hay en el suelo se ve mucho mejor desde el aire...
El área del Pacífico, obviamente está todo llena de agua y también cuenta con una lanzadera, Pagoda's Revenge, que sube a una altura de 50 metros y te deja caer (pero vamos que si has montado en La Venganza del Enigma del Parque Warner de Madrid, esto no es nada).
Salvaje Oeste |
Pacífico Sur |
De la zona árabe me gustó mucho la decoración y la atracción de Sultan's Adventure. Por lo demás, o las atracciones eran muy infantiles o estaban cerradas.
Y para algo diferente la zona africana, que combina atracciones con safari y está llena de animales. Esta zona cierra de las primeras, así que es mejor no dejarla para última hora. Muy recomendable, el Nairobi Express.
Reino Árabe |
Safari Africano |
El parque se ve un poco antiguo, es de los años noventa, pero está todavía bastante cuidado. Aunque no se puede comparar por ejemplo con instalaciones españolas como el Parque Warner de Madrid o Port Aventura, en Salou. Leofoo Village me recordó más al nivel del Parque de Atracciones de Madrid antes de sus últimas renovaciones.
Por un lado, tenemos puntos a favor, como la decoración, que no hay que esperar demasiado para montar en las atracciones o que comer allí no resulta muy costoso. También la posibilidad de ver animales de verdad me pareció muy interesante.
Por otro lado, hay que decir que la oferta de diversión es bastante limitada, no existen grandes atracciones en lo que se refiere a recorrido o extensión y algunas se ven ya muy anticuadas, como los simuladores Mistery Tomb o el Dynamin Motion Theater, cuya calidad de imagen está lejos de la tecnología 3D actual y ofrece, por tanto, una experiencia muy poco realista. Otro de los inconvenientes es que se tarda cerca de una hora y media en llegar hasta el parque.
Para el próximo verano está prevista la inauguración de un parque acuático de temática griega anexo al actual parque de atracciones.
Y para finalizar, pongo la foto de la máquina para hacer algodón dulce. Simplemente había que meter una moneda y seleccionar el sabor o color. ¡Qué grandes inventos!
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